Con mucha ilusión las cuidamos y guiamos, tuvimos varias, pero la sorpresa fue que una creció más que las demás, y no podíamos con ella.
Por eso vinieron unos amigos de mi marido Antolín, para ayudarle a transportarla hasta Miranda de Ebro, donde estuvo expuesta bastante tiempo, en un bar de la parte vieja de dicha ciudad.
Fue nuestro 🏆 trofeo, y hoy lo quiero recordar.
Mari Carmen
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